Domingo en la isla de Elefanta / Octavio Paz

El Dios Shiva y su mujer Parvati



IMPRECACIÓN

Al pie de las sublimes esculturas, 
desfiguradas por los musulmanes y los portugueses, la multitud  y los portugueses, 
la multitud ha dejado un picnic de basura
para los cuervos y los perros. 
Yo la condeno a renacer cien veces 
en un muladar, 
                      como a los otros,
por eones, en carne viva han de tallarlos
en el infierno de los mutiladores de estatuas.


INVOCACIÓN

Shiva y Parvati:
                        los adoramos
no como a dioses, 
                            como a las imágenes
de la divinidad de los hombres.
Ustedes son lo que el hombre hace y no es,
lo que el hombre ha de ser
cuando pague la condena del quehacer.
Shiva:
          tus cuatro brazos son cuatro ríos,
cuatro surtidores.
                          Todo tu ser es una fuente 
y en ella se baña la linda Parvati,
en ella se mece como una barca graciosa.
El mar palpita bajo el sol:
son los gruesos labios de Shiva que sonríe;
el mar es una larga llamarada:
son los pasos de Parvati sobre las aguas:
Shiva y Parvati:
                        la mujer que es mi mujer
y yo,
        nada les pedimos, nada
que sea del otro mundo:
                                      sólo
la luz sobre el mar,
la luz descalza sobre el mar y la tierra dormidos.



Fuente:
Ladera Este (1962-1968), Hacía el Comienzo, Blanco / Octavio Paz. 

México: Joaquín Mortíz, 1970.

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